La psicología de la aversión a las pérdidas: cómo estamos programados para evitar pérdidas y por qué es importante
Aversión a la pérdida: triste
La aversión a la pérdida es la idea de que las personas tienden a sentir el dolor de una pérdida más intensamente que el placer de una ganancia equivalente. Por ejemplo, si tienes $100 y pierdes $50, probablemente te sentirás peor que si tuvieras $0 y ganaras $50. Esto puede influir en la forma en que las personas toman decisiones que implican riesgos, ya que pueden estar más dispuestas a asumir riesgos para evitar una pérdida que para lograr una ganancia. La aversión a las pérdidas es un concepto importante en los campos de la psicología, la economía y las finanzas conductuales, ya que puede afectar la forma en que las personas evalúan sus elecciones y resultados y puede moldear su comportamiento en diversas situaciones.
La aversión a las pérdidas se refiere al fenómeno psicológico por el cual los individuos prefieren evitar pérdidas a adquirir ganancias equivalentes. En otras palabras, las personas tienden a sentir el dolor de una pérdida más intensamente que el placer de una ganancia equivalente. Este fenómeno fue identificado por primera vez por los economistas conductuales Daniel Kahneman y Amos Tversky en la década de 1970 y desde entonces ha sido ampliamente estudiado en los campos de la psicología, la economía y las finanzas conductuales.
La aversión a las pérdidas puede tener impactos significativos en la toma de decisiones y puede influir en la forma en que las personas toman decisiones que implican riesgo. Por ejemplo, las personas pueden estar más dispuestas a correr riesgos para evitar una pérdida que para lograr una ganancia de la misma magnitud. Esto puede llevar a comportamientos como la toma de decisiones con aversión al riesgo, donde las personas prefieren elegir la opción que minimiza la posibilidad de una pérdida, incluso si eso significa sacrificar una ganancia potencialmente mayor.
La aversión a las pérdidas también puede influir en la forma en que las personas evalúan sus elecciones y resultados. Por ejemplo, las personas pueden ser más críticas con sus decisiones cuando resultan en una pérdida, incluso si la pérdida es pequeña, en comparación con cuando resultan en una ganancia. Esto puede conducir a un fenómeno conocido como “sesgo de costos hundidos”, donde las personas continúan invirtiendo recursos (p. ej., tiempo, dinero, esfuerzo) en un proyecto o decisión que no va bien, porque no están dispuestas a aceptar la pérdida de esos. recursos.
Se cree que la aversión a las pérdidas está relacionada con un concepto psicológico conocido como “dependencia de referencia”, que se refiere a la idea de que las personas evalúan los resultados en relación con un punto de referencia, en lugar de en términos absolutos. Por ejemplo, si alguien recibe un regalo de 100 dólares pero tiene que pagar un impuesto de 50 dólares, puede sentir que ha perdido 50 dólares, aunque haya ganado 50 dólares en términos absolutos. Este punto de referencia puede verse influenciado por una variedad de factores, como expectativas, experiencias pasadas y normas sociales.
En general, la aversión a las pérdidas es una fuerza psicológica poderosa que puede moldear la forma en que las personas toman decisiones y evalúan los resultados, y es un concepto importante a considerar al analizar y predecir el comportamiento humano.
Una persona decide no invertir en el mercado de valores porque tiene miedo de perder su dinero, aunque sabe que existe la posibilidad de obtener una buena rentabilidad. Aquí entra en juego la aversión a las pérdidas porque la persona está más preocupada por evitar la posible pérdida de su dinero que por la posible ganancia de un buen retorno de su inversión. Una pareja decide no tomarse vacaciones porque tiene miedo de perder el dinero que han ahorrado, aunque saben que sería una experiencia agradable. La pareja está priorizando evitar la pérdida de sus ahorros sobre la ganancia potencial de unas vacaciones agradables. Un estudiante decide no estudiar para un examen porque tiene miedo de reprobar, aunque sabe que podría resultar en una nota más baja. El estudiante está más preocupado por evitar perder una buena nota que por la ganancia potencial de aprender y mejorar su comprensión del material. Una persona decide no probar un nuevo restaurante porque tiene miedo de decepcionarse, aunque lo sepa. podría ser una gran experiencia. La persona está más preocupada por evitar la posible pérdida de una buena experiencia gastronómica que por la posible ganancia de probar algo nuevo y potencialmente agradable. Una persona decide no probar un nuevo pasatiempo porque tiene miedo de fracasar, aunque sabe que podría hacerlo. sea divertido y gratificante. La persona está más preocupada por evitar la posible pérdida de autoestima o la vergüenza que por la posible ganancia de aprender una nueva habilidad o pasatiempo. Una persona decide no pedir un aumento en el trabajo porque tiene miedo de ser rechazado, incluso aunque saben que se lo merecen. La persona está más preocupada por evitar la posible pérdida de ser rechazado o decepcionar a su jefe que por la posible ganancia de un salario más alto. Una persona decide no dejar su trabajo porque tiene miedo de perder sus ingresos, a pesar de que no está contenta con su situación actual. La persona está más preocupada por evitar la posible pérdida de sus ingresos que por la posible ganancia de encontrar un nuevo trabajo con el que esté más satisfecha. Una persona decide no romper con su pareja porque tiene miedo de quedarse sola, aunque Saben que la relación no es satisfactoria. La persona está más preocupada por evitar la posible pérdida de compañía que por la posible ganancia de encontrar una relación más satisfactoria. Una persona decide no hablar en una reunión porque tiene miedo de ser juzgada, a pesar de que tiene algo valioso que aportar. . La persona está más preocupada por evitar la posible pérdida de respeto o credibilidad que por la posible ganancia de ser vista como un experto o aportar ideas valiosas. Una persona decide no probar una nueva actividad porque tiene miedo de pasar vergüenza, a pesar de que Sé que puede ser divertido y desafiante. La persona está más preocupada por evitar la posible pérdida de autoestima o la vergüenza que por la posible ganancia de probar algo nuevo y potencialmente agradable.
En conclusión
En conclusión, la aversión a las pérdidas es un poderoso fenómeno psicológico que juega un papel importante en la forma en que tomamos decisiones y evaluamos los resultados. Como hemos visto, las personas tienden a sentir el dolor de una pérdida más intensamente que el placer de una ganancia equivalente, y esto puede influir en la forma en que abordamos los riesgos y evaluamos nuestras elecciones. Comprender la aversión a las pérdidas puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas y efectivas, y también puede ayudarnos a reconocer cuándo nuestros prejuicios o miedos a la pérdida pueden estar impactando nuestro comportamiento de manera negativa. Al ser conscientes de la aversión a las pérdidas y sus efectos, podemos trabajar para superarla y tomar decisiones que estén más alineadas con nuestros valores y objetivos.
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