Los modelos de IA generativa toman una gran cantidad de contenido de Internet y luego usan la información con la que están entrenados para hacer predicciones y crear un resultado para las indicaciones que usted ingresa. Estas predicciones se basan en los datos que reciben los modelos, pero no hay garantías de que la predicción sea correcta, incluso si las respuestas parecen plausibles.
Las respuestas también pueden incorporar sesgos inherentes al contenido que el modelo ha absorbido de Internet, pero a menudo no hay forma de saber si eso es cierto. Estas deficiencias han causado grandes preocupaciones con respecto a la difusión de información errónea debido a la IA generativa.
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Los modelos de IA generativa no necesariamente saben si sus resultados son precisos. Es poco probable que los usuarios sepan de dónde proviene la información. También es poco probable que comprendan cómo los algoritmos procesan los datos para generar contenido.
Hay ejemplos de chatbots que proporcionan información incorrecta o simplemente inventan cosas para llenar los vacíos. Si bien los resultados de la IA generativa pueden ser intrigantes y entretenidos, no sería prudente, ciertamente a corto plazo, confiar en la información o el contenido que crean.
Algunos modelos de IA generativa, como Copilot, están intentando cerrar esa brecha de fuentes proporcionando notas a pie de página con fuentes que permiten a los usuarios comprender de dónde proviene su respuesta y verificar su precisión.